lunes, 8 de noviembre de 2010

65.- PAN Y CIRCO

















PAN Y CIRCO
Tan solo era un niño, recuerdo que exceptuando la avenida, las calles de mi barrio estaban sin asfaltar. Cerca de casa estaba la plaza de toros y recuerdo a los maletillas, se refugiaban en la casapuerta del bloque, con sus hatillos esperando saltar a la arena para triunfar algún día. Recuerdo como mi abuela y mi madre les bajaban café y bocadillos casi todas las mañanas, recuerdo sus caras de agradecimiento. Eran tiempos duros.

Yo me sentaba en la valla a ver pasar los toros muertos en un moto carro de tres ruedas. Sentía una extraña tristeza al ver a tan hermoso animal ensangrentado. A veces les seguía hasta el matadero y desde la ventana podía ver como colgado junto a un cerdo o una ternera eran descuartizados… el mismo final para distintos animales…

Un día mi abuela me llevo a la plaza y pude verlo todo con mis propios ojos. Mi amargo llanto me sacó de allí, preguntándome ¿Por qué? ¿Verdaderamente puede haber arte en la muerte?... Ahora empieza a llegar la prohibición, ¿Cuántas cosas prohibidas no debieran estarlo?¿Cuantas cosas permitidas no lo debieran de estar?.Aun hoy no he descubierto si estoy a favor o en contra… ¿Cómo vive el animal hasta el día de su muerte?... Algunos no tenemos tanta suerte.

Desde la noche de los tiempos bien en forma de escudo y espada en manos del gladiador que lucha por ganar su libertad en la arena, bien en forma de toro negro, de verde césped o de caja cuadrada…Pan y circo para el pueblo para que no piensen en nada...

martes, 2 de noviembre de 2010

64.- AYUDA EN CARRETERA


Foto-montaje Mohebius de YCCE
AYUDA EN CARRETERA

Ya tenía una moto de revista, currada con poca pasta, muchas ideas y la ayuda de los colegas. De nombre Maldita por los problemas que me dio y el mal fario que tenía. Así pues me fui a rodar con ella antes que saliera el primer rayo de sol. Todo iba sobre ruedas, nunca mejor dicho, y a 25 kilómetros de casa la muy Maldita se paró…

Siete y media de la mañana, festivo y ni un carmen en la calle. Lío un pitillo y dejo pasar el tiempo, hasta que un gitano cincuentón con camisa negra, de espeso bigote y tatuajes de legionario para junto a mí:

¡¿Compañero que te pasa, compañero?!.Me dice amablemente. ¡Pues que se ha parao y no tengo herramientas!. Le contesto. Acto seguido abre el asiento de su montura y a la vez que el viento esparce un centenar de servilletas de bar que llevaba dentro saca un cuchillo jamonero de generosas dimensiones con un tapón de corcho en la punta y me dice: ¡Eso lo arreglo yo ahora mismo!. A punto de cagarme en los calzones, el gitano suelta el cuchillo en el suelo y empieza a trastear en el bajo-asiento hasta que me saca una bolsa con herramientas. Yo pegué un resoplido como el de un caballo que acaba de ganar el Gran Nacional… Me pongo a desmontar la moto con el rabillo del ojo pendiente del chuchillo jamonero y de su dueño y me pegunta:

¡¿Compañero te queda mucho?!. ¡Pues no se creo que tiene la borna rota!-le contesto- ¡Es que tengo un poco de prisa, me vienen siguiendo los Señores!(en mi barrio siempre se les llamó así a los secretas de la guardia civil).¡Es que le he pegao un tiro a un hijo puta que quería robarme la moto y ¡¿ves este cuchillo?!; me dice mientras me lo mostraba de forma amenazadora; ¡Pues mientras estaba en el suelo le he cortao los tendones de las piernas!.¡¿Tu quieres una?!, ¡¿Una que?!, le pegunté.¡Coño una pipa!¡Las vendo a 300 euros!.Aquí fue cuando ya me cagué del todo, no sabía si se estaba quedando conmigo, o trataba de tantearme para ver si me acojonaba y sacarme la pasta.¡A mi no me hace falta pistola!, le contesté,¡Yo mato a la gente a bocaos!. El gitano se me quedó mirando y cambiando de tema me dijo:¡¿Puedes arreglarlo?.¡Que va
tendré que llamar a la grúa!. Recogió sus cosas, me estrecho la mano y montó en su scuter y mientras miraba a su alrededor, viendo la cantidad de servilletas de papel que habían salido de debajo de su asiento me dijo:

¡Compañero hazme un favor, recoge un poco los papelillos estos que se me han caído por la cuneta, que después dicen que nosotros los motoristas semos unos guarros y unos delincuentes!.

El camino de vuelta a casa lo hice en la grúa, mientras pensaba joder nunca me para la tía güena que sale en las películas…