Hijo mio, pronto acabará el verano y llegará el otoño... Lo noto en las oscuras mañanas y en las cortas tardes. Dura será la caída de la hoja...las voces pisoteadas saldrán a las calles y hablaran los palos y los escudos. El otoño dará paso al largo y frió invierno. Las voces pisoteadas se volverán gritos desesperados, los palos y escudos se transformaran en fuego y acero; y nosotros estaremos aquí para verlo.
Hijo mio corren malos tiempos para los nuestros, pero por duros que sean otoño e invierno, tras la larga espera siempre florecerá una nueva primavera...
Y el niño quiso ser hombre como su padre, y pudo dormir sin miedo. Y el hombre quiso ser niño como su hijo y no pudo conciliar el sueño.
Hijo mio corren malos tiempos para los nuestros, pero por duros que sean otoño e invierno, tras la larga espera siempre florecerá una nueva primavera...
Y el niño quiso ser hombre como su padre, y pudo dormir sin miedo. Y el hombre quiso ser niño como su hijo y no pudo conciliar el sueño.
3 comentarios:
Permiteme que lo comparta con otras personas, me encanta lo que puede llegar a dar que pensar, y que cada uno lo traslade a lo que mejor le venga. beso!
Cristina mis letras están para compartirlas. Y sobre todo para remover los adentros. GRACIAS.
"tras la larga espera siempre florecerá una nueva primavera..."
Ya me gustaría compartir esa frase de esperanza, y poder decirla a mis hijos Rutero, de verdad que me gustaría. Pero los iluminados que rigen esta tierra me están robando ya hasta la esperanza, la estrategia de predicar el conformismo y la resignación parece que funciona.
Buena ruta.
Publicar un comentario