viernes, 23 de enero de 2009

37.- LA ESTACION




LA ESTACION.

Nunca supe muy bien si era donde empezaba o acababa, pero recuerdo la vía muerta. A veces estaba vacía y otras un viejo mercancías podía llevarse semanas sin moverse de allí. Recuerdo sus hierros oxidados, el chirriar de sus puertas mientras nos metíamos dentro, pasar por debajo de sus vagones y la bronca de la vieja al llegar teñido de rojo a casa.

Un buen día decidí llegar hasta el final. Comencé en la vía muerta y me puse andar, atravesé la pequeña selva de retamas y maleza infectada de lagunas, recordé el día que vi un lagarto de medio metro comerse una rata; y el día que Juanito y yo llenamos un cubo de renacuajos y luego los estrujamos contra la pared uno a uno. ¡Joder! que contraste una pared recién encalada llena de sapos muertos, parecía un cuadro de esos raros que valen tan caros. Pasé junto al campo de fútbol y junto al bloque blanco, el último o el primero según se entraba o salía del pueblo; La temida y llamada “Si ley”, menuda barriada, había que ser valiente para llegar hasta allí. Seguí caminando hasta el cruce, donde la vía muerta se unía a la viva, por la que siempre pasaba el tren de pasajeros. Estaba decidido a llegar hasta el final.
Pero el hambre y el cansancio me hicieron volver a casa. Pensaba en el otro lado de la estación, donde se apiñaban los viajeros, donde estaba la cantina y la casa del guarda.

El Tío del Bigote, como se cabreaba cuando saltamos la valla para robarle las preciosas pitirrosas el día de la madre; o cuando nos colábamos en la nave que servía de almacén… ¡¡¡ como corría el cabron entre los vagones para atrincarnos!!!. Aquella parte de la estación me acercaba al pueblo en vez de alejarme, pero ya la tenía demasiado recorrida. … El Matadero, donde podía ver por la ventana como desangraban a los cerdos. El colegio, el depósito de agua y el Picobarro.
Hoy he vuelto allí. Ya no existe la vía muerta, ni la viva. La vieja cantina es un bar con terraza. La antigua nave una academia de música. El tren ha sido cambiado por autobuses. La pequeña selva un aparcamiento……¡Como ha cambiado todo!..... De lejos veo a Bernabé, va con una litrona en la mano, se dirige a los “ocalitos” (eucaliptos, para los que no son de mi barrio). No creo que vaya a meterse un pico, nadie es capaz de resistir más de dos décadas a la heroína, quizás a fumarse un porro o jugar con el papel de plata.
Quizás las cosas no han cambiado tanto. Sigo siendo el mismo niño en el mismo barrio, con los mismos miedos…Y siempre las mismas preguntas:
¿Por qué las casas mas hermosas están cerca de la playa?.¿Por que los bloques mas feos están junto a La Estación?

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola, dices que yo llegaré lejos con mis letras... pero si esto lo escribes tu, te queda un gran futuro porque son geniales las cosas que escribes..
SUERTE!

SALUDOS Y BESOTES DE:

Poeta de Luna

El Capi dijo...

No necesariamente la fachada te asegura que lo que ves es una casa hermosa, quizás mas adentro encuentras un sol o una luna.
Fíjate en ti.

ELRUTEROSOLITARIO dijo...

Tienes razon Capitain, pero en todos los sitios los peores barrios estan junto a la estacion...

Anónimo dijo...

Hola! te escribo porque te he seleccionado para un concurso!.

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